Respecto a los últimos acontecimientos políticos sucedidos en el país, es imperativo cuidar lo bueno que ha realizado la industria minera nacional y perfeccionar algunos temas que tienen como desafío, tales como:
La escasez del recurso hídrico, las leyes de los minerales, muy bajas y decreciendo, yacimientos en vías de agotarse y etarios, aumento desproporcionado de la carga tributaria, incertidumbre del marco regulatorio, incertidumbre en las certezas jurídicas tributarias, la inflación casi descontrolada, la crisis climática origina que los procesos mineros sean descarbonizados, la dureza de la roca cada vez más alta, los proyectos se encarecen y requieren altos CAPEX, riesgo país y descenso en el ranking Fraser que muestra el atractivo para invertir en Chile.
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La minería dentro de este marco, espera contar con buenas políticas públicas para su exploración geológica y explotación con sentido planetario. Este país fue bendecido con recursos naturales y una minería de clase mundial, que ahora, espera industrializar sus riquezas minerales, dándole valor agregado a las materias primas y con ello, creando mejores empleos de calidad, sustituir exportaciones y generando divisas para obras sociales.
En este nuevo escenario es recomendable apoyar a los proveedores para desarrollarse a internacionalizarse. Potenciando a las pequeñas y medianas empresas haciéndolas más robustas, seguras y eficientes, siendo verdaderos embajadores de la calidad y tecnología vanguardista.
Respecto a la carga tributaria y Royalty, deben ser justos y equitativos, no desproporcionados, empleando solo una variable de royalty que garantice esta ecuación económica empresarial, pudiendo emplear la regla de Hotelling o similar, o hacer un modelo de simulación incremental para buscar ese punto de equilibrio.
Otra sugerencia es permitir que las distintas empresas mineras con un alto inventario de reservas mineras, implementar proyectos de expansión que permita aumentar su capacidad de producción de cobre fino y así el Estado podrá tener una mayor recaudación fiscal y el privado una rentabilidad justa. El cobre representa cerca de la mitad de las exportaciones que Chile genera en torno al 10% del PIB, el que podría alcanzar al 15% si consideramos el impacto que tiene el encadenamiento productivo de otros sectores asociados a la producción, como las empresas proveedoras y las pymes locales, generando una importante cantidad de empleos directos e indirectos y una significativa fuente de ingresos para el presupuesto nacional, especialmente cuando el precio está alto.
La escasez de agua requiere una política pública que conviva con las necesidades del ser humano/agricultura/minería, generando una política pública de resguardo de nuestro maritorio para proteger las riquezas bajo la plataforma marina. Es indispensable que las autoridades entiendan la importancia de resguardar nuestro maritorio que es casi cinco veces el tamaño de Chile continental y para lo cual, es primordial la moratoria de los fondos marinos.
También consideramos aplicar el concepto de “economía circular” fomentando el reciclaje en la industria minera y energética y la “economía del bien común” para brindarle dignidad al planeta, dignidad a las comunidades y dignidad a las personas. Esto implica descarbonizar los procesos productivos en base a fomentar el Hidrógeno verde y fomentar las políticas de energías limpias, con beneficios tributarios.
Gracias a la minería 3 millones de chilenos dejaron de ser pobres, ocupa el primer lugar en LATAM como índice de desarrollo humano de 0,84, cuya máxima nota es 1 y que mide los logros del país en base a tres dimensiones: la salud, la educación y los estándares de vida.
“La vida está llena de decisiones. Siempre que puedas, elige aquella que haga feliz a un pueblo entero” (autor anónimo).
Por: Manuel Viera F. Doctor en Economía Minera y Ceo de Metaproject