En las alturas mirando de día y de noche a este pueblo
se encuentra esta gran montaña protectora de vientos
viendo como las personas ríen, lloran, sueñan, trabajan con sus manos.
Es el licancabur que con su majestuosidad por las noches comienza su
romance eterno con su dulce compañera la luna.
Desde un lado oscuro y desde otro reflejándose sobre un manto de agua verde.
permanece fiel a sus habitantes, con su calor interno y su amor por la luna.
Gran gigante en amor te has dormido, vigilante, con tu fuego interno
por las noches en romance con la luna
de día en armonía con las nubes
tu altura permite ver lo bello de este mundo
y lo bella que es mi tierra.
Por Rodolfo el quitapenas.