Enero y febrero han sido meses de profundo trabajo y coordinación en terreno, tanto para los equipos que se incorporaron el año pasado, como los funcionarios que lo han hecho este 2024, en el Servicio Local de Educación Pública Licancabur, de la Región de Antofagasta.
Una de las unidades clave de este proceso, es la referida a la UATP (Unidad de Apoyo Técnico Pedagógica), y que según la ley respectiva tiene entre otros objetivos la de articular la entrega de apoyo y acompañamiento pedagógico y gestión de los establecimientos educacionales, considerando para ello sus Proyectos Educativos Institucionales (PEI), Planes de Mejoramiento Educativo (PME) y las necesidades de cada comunidad educativa. Y también, atendiendo -especialmente- a las características de los estudiantes y las particularidades de cada territorio en que dichas comunidades se emplazan.
Las fechas están claras. A un año de que se produzca el traspaso de la administración desde las municipalidades de casi 70 establecimientos, 3.500 funcionarios y más de 25.000 estudiantes, el Servicio Local de Licancabur ha asumido el desafío de fortalecer sus procesos internos en cuanto a la conformación de sus equipos profesionales y técnicos, planificación, vinculación con las comunidades y el entorno, además de otras actividades que son importantes para el desarrollo de niños, niñas, jóvenes y adultos. Y teniendo como uno de sus ejes: el desarrollo y acompañamiento pedagógico y técnico de las propias comunidades escolares.
Al respecto, Priscilia Vega Poza, subdirectora de la Unidad Acompañamiento Técnico Pedagógica de Licancabur, y quien participó en la instalación del mismo servicio en Valparaíso, indicó que “lo que da el sentido al servicio de educación local es precisamente la UATP, y efectivamente tiene una gran responsabilidad porque si lo miramos desde el corazón de la ley que crea esta nueva educación pública y también lo miramos desde la estrategia nacional, es la que tiene que dar sentido al cambio. Tiene que dar los lineamientos, la que tiene que trabajar en terreno con la comunidad escolar, y la que tiene que contribuir (con el apoyo de todos) un cambio en la cultura interna de los establecimientos”.
Y para ello, una de las claves pasa -precisamente- “porque tenemos que lograr involucrarnos -como equipo- con todas las comunidades”. Esto significa, dijo, “dedicar trabajo en terreno, entender el contexto, la pertinencia y la realidad (de las comunidades escolares)”. “Porque…muchas veces cuando se instala un servicio se cree que vamos a empezar de cero. Y no es así. Los establecimientos de las comunidades tienen un trabajo de mucho tiempo y años, experiencias exitosas, tienen planes de trabajo muy potentes, y nosotros como Servicio no podemos desconocer eso”, aseveró Priscilia Vega Poza.
Hizo, además, hincapié en que Licancabur está mandatado por ley, y por la propia Dirección de Educación Pública (DEP) del Mineduc, a entregar los nuevos lineamientos y para ello es fundamental el trabajo que realizarán los asesores pedagógicos de la UATP, quienes acompañarán a las comunidades en su quehacer, en las diferentes áreas de trabajo.
“En consecuencia, las comunidades (escolares) podrán contar con asesores técnicos pedagógicos por área y con la experiencia necesaria por tipo de establecimiento. Con un plan de trabajo, de acompañamiento, y divididos por modalidad educativa”, señaló la subdirectora.
Otro dato que representa un hito para la región de Antofagasta es que en este Servicio Local de Educación de Licancabur, será el único a nivel nacional donde existan las escuelas de párvulos, además de los Jardines Infantiles VTF (Vía Transferencia de Fondos desde Junji). “Lo que da mucho sentido a lo que hoy día nos habla el Ministerio de Educación de la política pública y la importancia de la educación desde la primera infancia”, dijo Priscilia Vega.
Y estas asesorías y acompañamiento también se extienden a las escuelas básicas, y rurales, los liceos, los centros de educación EPJA (que antes eran conocidos por 2×1 o escuelas nocturnas) y la educación en centros penitenciarios. Es decir, educación integral para todos y todas, y con el apoyo técnico pedagógico respectivo del Servicio Licancabur.
La estrategia apunta, entonces, a continuar y fortalecer los trabajos de convenios, revisión de mallas, alternancias, prácticas, vinculación con el sector productivo e intersectorialidad.
Priscilia Vega se refirió también a que uno de los focos que ya están trabajando es implementar el denominado modelo de desarrollo de capacidades, y la capacidad en los equipos directivos. “En donde a través de esas capacidades podamos bajar a trabajar con los docentes y asistentes de la educación. Porque nuestro objetivo es el impacto en el aula. Mientras no lleguemos al impacto en el aula, no vamos a ver cambios significativos”, dijo.
Sin duda alguna, todo apunta a una educación pública de calidad. Integrada. Responsable. Solidaria. Involucrando a las comunidades escolares, con la asesoría técnica y pedagógica respectiva. Y para ello, desde marzo de este año, el plan de trabajo apunta a trabajar en el proceso de involucramiento con las comunidades. “Practicando la escucha activa, atendiendo los requerimientos, valorando los logros alcanzados, corrigiendo las brechas, y para ello también es clave que nuestros equipos profesionales desarrollen todas sus capacidades técnicas y también habilidades sociales, empatía”, señaló la subdirectora.
Dirección
En tanto, el Director del Servicio Local de Educación Pública de Licancabur, José Martínez Chiguay, expresó que “este año de ‘pausa activa’, y ya finalizados todos nuestros procesos críticos administrativos de instalación de un nuevo servicio público, el foco lo concentraremos en levantar información significativa educativa, para definir en conjunto con las comunidades educativas, qué educación quieren para el territorio Licancabur”.
En ese sentido, señaló que como servicio en primer lugar, “estamos convencidos que una prioridad es la educación inicial. Hay evidencia contundente, que los primeros años son de vital importancia. El derecho a la educación empieza desde el nacimiento, por lo tanto, debemos garantizar aquello”.
Al respecto, el director del Servicio Lincancabur, relevó que “recientemente la UNESCO confirmó que el periodo que va del nacimiento hasta los 8 años es clave para que alcancen su pleno potencial de desarrollo como adultos y participen eficazmente en la vida social, económica y cívica. Nuestra tarea es desafiante, pero estoy seguro que con el apoyo de nuestro equipo, actores vinculados a educación de la región y comunidades educativas, lograremos el objetivo, que es una mejor educación pública para nuestros niños y jóvenes, que brinde y asegure mejores oportunidades de vida”.