Alberto Pedreros es uno de los especialistas en malezas con más experiencia en Chile y hoy está colaborando en el Programa de Control Integrado de la Mostaza Negra en la provincia de El Loa para buscar el método más adecuado para el control de esta maleza.
El académico, que posee grado de doctor y es jefe de la carrera de Agronomía de la Universidad de Concepción, sede Chillán, asesora al programa que lleva adelante INDAP con apoyo técnico del INIA y que financian el Gobierno y el Consejo Regional de Antofagasta.
Ya ha pasado un año de arduo trabajo y Pedreros habla, desde su experiencia en El Loa, sobre la infestación de mostaza negra que ha mermado la producción agrícola en la provincia y que tiene muy aproblemados a los agricultores de Calama rural, Lasana y Chiu Chiu.
– ¿Cuál ha sido su experiencia con este tipo de malezas?
– Para ser franco, nunca vi una maleza tan agresiva dentro de los cultivos. La mayoría de las malezas perennes son invasivas, pero cuando se les agrega algún herbicida se quedan atrás y el cultivo crece. Pero en este caso la maleza encontró un nicho espectacular. No existe un lugar en el mundo donde esta maleza esté dentro de los cultivos. En otros lados la maleza queda afuera porque la comenzaron a controlar desde el principio. Acá es posible que la reacción haya sido tardía, porque ya estaba invadida la zona agrícola. Por eso ha costado sacarla.
– ¿Qué le llama la atención de la mostaza negra?
– Toda la información que tenemos es nueva, porque esta maleza no estaba en Chile. Llegó a un clima que es muy bueno para ella. Lo que le faltaba era humedad y por eso entró a las áreas agrícolas. Una vez que emerge y crece, tolera la sequía, entonces igual va a terminar su ciclo y producirá semillas. Es un fenómeno nuevo, por eso ha sido difícil, desde el punto de vista comparativo, buscar un manejo adecuado. Incluso el manejo de esta maleza que se hace en Estados Unidos es diferente y no nos sirve para lo que estamos viviendo acá, por el hecho de que esta dentro de los cultivos.
– ¿Cuál es la importancia de este programa de control?
– Acá hay una gran cantidad de pequeños agricultores que producen cultivos que tienen muy buena venta en la región. Es bastante conocido el choclo calameño, hortaliza con muy buena salida, y esto ha sido un golpe duro. Hay agricultores que prácticamente han abandonado su suelo y eso es lo peor que hay desde el punto de vista del manejo. Quizás lo han dejado con cierta razón, porque ven que no tienen herramientas para manejarla. Ven que la controlan, pero a la semana siguiente está igual. Pasan 10 días y la maleza está como si no se le hubiese hecho nada. Eso ha dificultado que los agricultores tengan un manejo generalizado. El programa busca que tengan herramientas que les permitan proyectarse más allá de los 15 días sin maleza.
– ¿Cómo ha aplicado su experiencia en malherbología con esta planta?
– Lo primero siempre es hacer un catastro para ver a qué nivel está esta maleza. Esto es importante para saber en qué áreas se pueden aplicar las medidas de control. Lamentablemente, la maleza está en una cantidad mayor a la que se pensaba, entonces hay que seguir viendo, aparte de las formas de reproducción, cuál es la factibilidad de que se transmita por las aguas, en los productos de los propios agricultores como los fardos o por el guano que producen. No tenemos antecedentes comprobados sobre esto último, pero sí sabemos que en otros países, cuando los animales consumen la maleza, en el guano la semilla pasa intacta, entonces cuando se agrega al potrero va en una fuente inóculo inmediata.
– ¿Qué se sabe de esta maleza y su comportamiento?
– Aquí partimos con cierta información desde el extranjero, pero aplicada a esta zona que climáticamente es muy diferente y el destino de los agricultores también es distinto. Es cierto que hay áreas que se pueden comparar con otras malezas, pero la respuesta a los productos químicos ha sido distinta. Además los suelos acá son diferentes, entonces esas características del suelo hacen que no se puedan usar los mismos herbicidas que en el sur, porque acá la poca degradación de los herbicidas impediría cultivar por dos o tres años, sólo permitiría cultivar avena, trigo… y no tiene asunto producir eso en esta zona. Acá el objetivo es totalmente distinto, es controlarla y que el agricultor produzca el mismo año. Como son actividades biológicas no se puede tener todo en un mes, hay que esperar al menos dos años completos para entender el comportamiento y en eso estamos.
– ¿Cómo evalúa los primeros procedimientos realizados por el programa?
– Se ha avanzado bien y a máxima velocidad. Hemos acumulado mucha información y hay que sentarse a analizarla. Utilizamos un año de ensayo para avanzar solos, pero en este segundo año los agricultores deben entregarnos información acerca de cómo cultivan. Tienen conocimientos ancestrales que han heredado, porque ésta es una zona agrícola diferente y tiene que haber una mezcla entre las tecnologías y los conocimientos que tienen. Tenemos que indicarles cómo hacer ciertas labores para evitar la maleza.
– Esta maleza incluso está en el sector urbano. ¿Qué opina de eso?
– Ésta es una especie que se adapta muy bien tanto dentro como fuera de los cultivos. Lo que es peor es que como es una planta que produce flores relativamente bonitas, a la gente le gusta y no sabe lo que está cultivando. Muchos las dejaban crecer y luego sacaban las flores sin saber que lo que estaban produciendo era una infestación mayor. Ya está en plazas, parques, jardines, orillas de caminos, basurales y eso nadie lo controla, y se transforman en fuentes de infestación primaria. Aparte de la dificultad de controlarla, todavía no existe una norma que diga que hay que evitar su diseminación. Los chilenos no somos buenos para prevenir, somos reactivos, pero acá hay que prevenir que se siga diseminando, prevenir que produzca flores y prevenir que se multiplique.
– ¿Qué le recomendaría a la comunidad y a los agricultores?
– Primero, que no hay que desesperarse, pero tampoco podemos pensar que con un año de ensayo la maleza se va a erradicar. Con cualquier maleza de este tipo, pensar en erradicarla requiere un trabajo de años. Nosotros en dos años queremos encontrar la fórmula para controlarla y para eso los agricultores deben tener una clara conciencia de que si bien la maleza no afecta en la orilla de un cerco, sí es una fuente de infestación. Si el vecino tiene la parcela botada y tiene la maleza es una fuente permanente de infestación. Aquí no basta con controlarla dentro de los cultivos, sino que hay que controlarla en todos los lugares donde esté presente, sobre todo aguas arriba, donde nacen los canales de riego, porque la semilla se la lleva el agua y todos los agricultores que estén aguas abajo se estarán infestando. Hay que tener conciencia de que es un problema serio que nos afecta y todos tienen que participar.
– Se dice que cuando se corta una planta ésta florece más pequeña. ¿Se aplica a esta maleza?
– Dentro de todas las cosas que falta por evaluar está eso. No hay que olvidar que el único objetivo de las plantas es sobrevivir. Si se gastó una semilla en producir una planta, su objetivo es dar más semillas, entonces si produjo mil semillas es un gran éxito para ella. Esta planta produce varios miles de semillas, estamos hablando de 6 millones de semillas por metro cuadrado, lo que es una barbaridad. Si la comienza a cortar efectivamente va a crecer menos, pero va a acelerar su ciclo porque lo tiene que terminar igual. Puede que al final de temporada crezca 10 ó 15 centímetros, pero también hemos visto plantas que florecen a 5 centímetros del suelo, eso muestra que están floreciendo igual. Entonces, una planta de ese tamaño es posible que produzca menos semillas que la planta grande, pero eso igual es un éxito para la planta. Para el hombre no tiene nada de exitoso.
– O sea, controlarla es convivir también con ella.
– Tenemos que convivir, pero con ciertas cantidades. A lo mejor hay una planta en el metro cultivado y no tiene ningún problema, lo que hay que impedir es que produzca semillas. Si no se impide la producción de semillas, puede que a la temporada siguiente tengamos 20 plantas o más y ése sí que es problema. El manejo integrado no busca erradicar la maleza, no es necesario, porque el cultivo tolera unas poquitas. Yo sé que al agricultor no le gustaría ver nada, pero eso es casi utópico, porque todo lo que le hace al suelo para sus cultivos también beneficia a las malezas. Todos lo que fertiliza y riega, también le sirve a la maleza.
– ¿Y el manejo mecánico sirve?
– Nosotros no estamos tratando 100% con herbicidas, más aún cuando no es una maleza con herbicida selectivo. Se necesita integrar con otros métodos. El azadón de rueda ha sido fundamental sobre todo en los cultivos de maíz, pero el problema está en la velocidad de rebrote. Si uno logra llegar con la maleza chica a las 5 ó 6 hojas del maíz, podría crecer hasta las 12 hojas, que es el momento donde dejaría de afectar la maleza por competencia. En ese sentido, el uso del azadón es bueno, pero siempre que sean cultivos en hilera. Para la alfalfa o la zanahoria que se siembra al voleo, y no queda área para pasar el azadón, esta mecanismo no es muy útil.
Fuente: http://www.indap.gob.cl