Hace algunas semanas, el Ministerio de Economía renovó por otros 5 años la veda extractiva del recurso Loco (Concholepas concholepas) entre las regiones de Arica y Parinacota y Aysén. Con esta acción, se pretende velar por el uso sustentable de la especie, evitando la disminución de su población en las áreas costeras de libre acceso por medio de una mayor fiscalización y control
Si bien esta medida tiene cierta efectividad, para el decano de la Facultad de Ciencias del Mar y Recursos Biológicos de la Universidad de Antofagasta, doctor Miguel Avendaño, hace falta un mayor esfuerzo por parte de la autoridad para evitar la sobre explotación de este recurso y de otros que también pueden ser vulnerables.
“Si no se entregan mayores recursos al Servicio Nacional de Pesca, traducidos en aumentar su capacidad de fiscalización y control, las vedas tendrán poco o nulo efecto, pues los pescadores furtivos seguirán extrayendo el recurso, sin respectar incluso la talla mínima, que en el caso del Loco es de 10 centímetros”, explicó.
El científico agregó que el Loco que actualmente se vende en el comercio, proviene de las áreas de manejo autorizadas y administradas por los sindicatos “ellos están normados, saben la cantidad de recurso que tienen y qué cantidad deben extraer para no poner en riesgo su reproducción. Sin embargo, también les cuesta mantener bajo control sus áreas de trabajo”.
En Chile este recurso está regulado por dos tipos de veda; una que regula los volúmenes de la extracción y otra de tipo biológico, que protege las épocas reproductivas.
“Es importante que la población, especialmente en verano cuando más se visita el borde costero, también aprenda a proteger y cuidar esta especie y otras, como por ejemplo, el Piure y el Ostión del Norte, pues son de un valor estratégico y biológico único que deben ser preservadas para el futuro”, sostiene el doctor Avendaño.
En ese sentido, se debe destacar que el Piure que existe en la costa de Antofagasta es único en el país, existiendo uno similar sólo en Australia. Por otra parte, la Bahía San Jorge, acoge en el sector de La Rinconada, la única reserva natural del Ostión del Norte. “Las riquezas biológicas que tenemos a nuestro alcance, hacen cada día más necesario contar con un mayor poder fiscalizador y de control”, sostuvo el académico de la UA.
Finalmente, el investigador llamó a la población a no comprar recursos que, más allá si se encuentran o no en veda, no tengan a la vista una talla adulta “la ciudadanía debe tomar conciencia y no fomentar el comercio de recursos que ni siquiera se han reproducido”, concluyó.
