Mi postura siempre ha sido bien clara: Esto no se trata de si el Narco entra o no a la política, como si ésta fuera un área más relevante que las artes, la cultura, el deporte, el barrio u otras. Se debe erradicar la droga y todo lo que con ella conlleva desde toda esfera social y condenarse siempre este tipo de atentados.
Así, se debe ser igualmente enérgico tratándose de una actividad de servicio público, ya que es la fe pública y confianza ciudadana la que está en juego. Por ello, mi condena es absoluta e indubitada, esperando que, luego de investigado, se apliquen las máximas sanciones que la ley establece, y que con celeridad la Directiva del partido disponga la expulsión inmediata, si así no ocurre dentro de las próximas 48 horas, me veré en la obligación de presentar mi renuncia a la militancia. Las señales deben ser claras.
Lo dije hace algunas semanas en este medio, cárcel e inhabilitad perpetua de las funciones públicas, sean de elección o designación, para quien comete ilícitos en ejercicio de la función pública o premuniéndose de ella.
Para quienes queremos ejercer con honestidad el servicio es una oportunidad para cerrar filas en la máxima condena, e invitar a dolernos de igual manera cuando día a día este flagelo golpea nuestros barrios.