Tras una exhaustiva investigación de los procesos de cultivo de la papa morada que crece en Socaire (a 420 kilómetros al este de Antofagasta y a 3.500 metros de altura), profesionales de la Universidad de Antofagasta lograron valorizar metodologías tradicionales de cultivo y crear una marca de comercialización propia.
El trabajo fue desarrollado por un equipo multidisciplinario conformado por científicos y estudiantes de la UA, además de profesionales del Consejo de Pueblos Atacameños (CPA) y de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), a quienes posteriormente se sumaron profesionales del Instituto de Investigación Agropecuaria (INIA). Sus resultados permitirán que este tubérculo, único en su tipo, pueda convertirse en parte importante del desarrollo económico de las comunidades licanantay.
El proyecto fue liderado por las científicas Ana Mercado y María José Larrazábal, quienes forman parte del equipo de investigadores de la Universidad de Antofagasta y llevan años estudiando las potencialidades de los cultivos ancestrales de la zona precordillerana de la región de Antofagasta.
“La principal conclusión que arrojó el estudio, es la necesidad de aumentar la producción para que la papa de Socaire pueda convertirse en un producto típico de la zona o gourmet con potencial turístico”, comenta la doctora Mercado. Más allá del valor comercial y tradicional de estos productos, la investigadora agrega que este trabajo científico busca la conservación de las semillas de estos vegetales, tras detectar un creciente y progresivo proceso de desaparición. “Estas especies son muy especiales, pues a diferencia de las que crecen en otras zonas del país, en esta zona enfrentan las oscilaciones térmicas, alta radiación solar y escasez de agua, entre otros factores, lo que les otorga características particulares”, destaca la especialista.
La investigación fue realizada en estrecha colaboración con las comunidades atacameñas y tuvo un proceso previo. “Los científicos primero aprendimos de la cultura ancestral y, luego, buscamos las soluciones junto a los agricultores. Fue un lindo, pues se dio un traspaso de información y conocimiento que nos nutrió a todos y generó un excelente entorno para desenvolvernos”, destaca Ana mercado. Para la especialista, otro factor que otorgó valor a esta investigación, fue la cercanía que se generó entre la comunidad y los estudiantes de biología, biotecnología y bioquímica. “Para algunos estudiantes era la primera vez que tenían contacto con la tierra. Incluso tuvimos alumnos descendientes de la cultura licanantay, que vieron en este estudio la posibilidad de aportar a sus comunidades”, resaltó.
Patrimonio alimentario
Mediante el análisis del ADN, los científicos de la UA buscaron determinar la “huella genética” de la papa morada; la procedencia biológica de esta especie según estos primeros avances podría tener sus orígenes en Bolivia. “Es necesario que sepamos su historia para ver cuáles son los mejores caminos para aumentar su producción, sin perder una de sus mejores cualidades, que es la abundancia de antioxidantes”, explica la doctora Ana Mercado.
La investigadora agrega que el objetivo central de este trabajo es que la comunidad de Socaire y de las localidades aledañas como Talabre, Toconao y Camar, se desarrollen en torno a la papa morada, creando productos típicos con un sello de origen como, por ejemplo, del limón de pica. “Para eso debemos aumentar la producción, porque hoy sólo se ven en pequeñas cantidades y se vende en lugares determinados. Además se podrían generar productos sucedáneos, como papas fritas (chips) o harina”, mencionó.
El proyecto de valorización de la papa de Socaire se inserta en un trabajo iniciado por FIA en el año 2006, cuando este organismo del agro, dependiente del Ministerio de Agricultura, comenzó a distinguir qué se entendía por “patrimonio alimentario”. Este quehacer motivó luego la creación de la “Mesa del Patrimonio Culinario” que reunió a expertos de distintas áreas relacionadas con la agricultura, la alimentación y la cultura.
Transcurrida una década, a lo largo de todo el país se desarrollan cerca de 40 iniciativas que buscan dar valor a variedades, productos y preparaciones ancestrales que están en manos de la agricultura familiar campesina.
“Este es un programa que además contempla la realización de la serie ‘Patrimonio Alimentario de Chile’, con ediciones en Arica y Parinacota, Valparaíso y Biobío; mientras que los libros de Antofagasta, Coquimbo y La Araucanía se encuentran en pleno proceso de desarrollo”, comenta el subdirector de FIA, Alexis Zepeda. “En materia de proyectos, estamos apoyando la valorización de cultivos y preparaciones tan diversos como la avellana chilena, el ajo chilote y el merkén en el sur; el tomate limachino, la aceituna de Santa María y el maíz amarillo de Ñuble en la zona central; y en la zona de San Pedro, además de la papa morada de Socaire, estamos trabajando por la valorización de la quínoa atacameña y de los llamados licores del desierto; todas iniciativas donde los protagonistas son los propios miembros de las comunidades”, subraya Zepeda.
Por su parte, el seremi de Agricultura, Jaime Pinto, valoró la articulación entre el sector público, la academia y las comunidades organizadas, y sus resultados sociales y territoriales de alto impacto. “La valorización de las prácticas, productos y saberes de la agricultura familiar campesina constituye uno de los objetivos fundamentales del gobierno de la presidenta Bachelet, y en esta línea, rescatar y poner en relieve productos con proyecciones comerciales tan auspiciosas como la papa morada y los licores del desierto, es una demostración clara de que estamos avanzando por el camino correcto”, declaró.
Autor: Prensa FIA