Fue un 27 de abril de 2019, que en medio del desierto en una de las quebradas de chug chug , en un operativo de persecución de contrabanditas de cigarrillos, carabineros de la comuna de Maria Elena realizaron el hallazgo de un vehículo incendiado, con un cuerpo en el interior carbonizado. Desde ese minuto comenzó una investigación para poder determinar la identidad de la persona hallada y vehículo siniestrado.
Desde hace 6 meses atrás a este hallazgo, una misteriosa desaparición en la comuna de San Pedro de Atacama comenzó a aparecer en medios de comunicación locales y nacionales, la desaparición de un ingeniero de San Pedro de Atacama, el cual cuyo últimos antecedentes que se manejaban de su paradero era una visita a su residencia en el Ayllu de Solor, lugar donde se le perdió el rastro.
IDENTIFICACIÓN
Fue después de semanas que exámenes de ADN lograron finalmente establecer sin margen de error la identidad del cadaver hallado en el desierto, correspondiendo a Hector Henriquez, hombre de 48 años, de profesión ingeniero y que se encontraba desaparecido en San Pedro de Atacama desde meses. La noticia indudablemente significó una enorme tristeza para la familia de Hector, quienes lo buscaban desesperadamente con esperanza de poder hallar con vida, pero al mismo tiempo una relativa paz de saber finalmente el paradero de Hector y así pasar a una siguiente etapa, la de poder dar con las causas de este fallecimiento, resolver las dudas de como Hector llegó a este lugar y si hubo participación de terceros.
INVESTIGACIÓN
Algo que a la fecha no ha sucedido , a 1 año de su aparición, el caso parece estar detenido y sin mayores avances, Javier Henriquez hermano del ingeniero indicó a un medio nacional: “Es una pena decirlo, pero a un año de su hallazgo, la única noticia recibida de quienes deberían apoyarnos con la investigación, es que el cuerpo encontrado calcinado pertenecía a mi hermano, ni siquiera la autopsia”.
“Este proceso de tanto dolor para la familia y amigos se extiende por más de 18 meses, fecha en la que se reportó su desaparición; 18 meses que definitivamente nos ha tocado convivir con un sistema policial y judicial que no tuvo la capacidad o el interés por dar respuestas a muchas de las interrogantes surgidas durante los 6 meses de búsqueda, como tampoco en posterior a su hallazgo”, explicaron familiares.
“Nunca vimos voluntad por querer avanzar, investigar o al menos tratar de empatizar con la angustia y cuestionamiento que como familia planteamos desde su desaparición”, agregaron.
“El esfuerzo siempre estuvo del lado de su familia y amigos, recorriendo extensas zonas para poder dar con su cuerpo, ya que el tiempo nos dio la razón -nosotros buscamos un cuerpo-, mientras los entes responsables de la investigación nos repetían de manera majadera que Héctor había evadido, sin entender hasta hoy, la facilidad para defender una línea en la investigación que al parecer resultaba más cómoda, simple y lo peor, carente de cualquier prueba tangible de la cual sostenerse”, detallaron.